El pulque y la Cervecería Cuauhtemoc

Dice la historia contada en el libro biográfico de Eugenio Garza Sada (Don Eugenio Garza Sada. Ideas, acción, legado, Gabriela Recio Cavazos, Editorial Digital del Tecnológico de Monterrey, 2017) que la Cervecería Modelo había iniciado una guerra de precios en la Ciudad de México poco después de su fundación en 1925, de forma que algunas fábricas de cerveza más pequeñas tuvieron problemas para sobrevivir. Una de ellas fue la Cervecería Central, cuyos accionistas Jorge Kahle y Louis T. Meyer ofrecieron sus acciones a la Cervecería Cuauhtemoc.

El atractivo de esta compra tiene que ver con el pulque, la bebida de origen prehispánico supuestamente descubierta por una chica llamada Xóchitl en forma fortuita. Después de la conquista, el pulque siguió siendo la bebida alcohólica preferida, sin embargo fue usual que las autoridades llegaran a prohibir su consumo. Las ordenanzas de 1771 indicaban que «los indios que se encontrasen borrachos serán conducidos a la cárcel y al otro día se les aplicarán 50 azotes en el palo de la plaza mayor».

Ya en tiempos de don Porfirio, una persona a la que siempre le gustó lo europeo, se le dio preferencia al consumo de cerveza sobre el pulque. En parte por ser considerada una bebida antihigiénica (es un alimento perecedero, al contrario de los destilados, y porque no había control sobre la fermentación e higiene, de forma que era frecuente la sobrefermentación y la contaminación con bacterias que producían enfermedades) y porque, al ser barato, lo consumía la gente pobre, así que la bebida fue estigmatizada. Después de la revolución, las autoridades del entonces Distrito Federal realizaron una campaña en contra del pulque, así que las oportunidades para la cerveza crecieron. Enrique Sada (tío de Eugenio y director en funciones de la Cervecería Cuauhtemoc) y Eugenio apoyaron la idea de la compra de Cervecería Central y en agosto de 1928 su Consejo autorizó la compra en 208 mil pesos.

Un par de años después, las ventas de Cervecería Central ya equivalían a más de la tercera parte del consumo de cerveza de barril en el Distrito Federal. La venta de botellas no era tan buena porque se enviaban desde Monterrey, así que en 1931 enviaron una parte de las máquinas que había en Monterrey hacia el DF, para embotellar la cerveza Don Quijote, una de las marcas registradas por Central (además de Prima y Escudo).

Si el pulque nunca hubiera sido prohibido o estigmatizado por la autoridad, tal vez esa expansión de la Cervecería Cuauhtemoc no se hubiera presentado como fue. Finalmente Modelo y Cuauhtemoc llegaron a ser los líderes en el mercado de cerveza en nuestro país, y algunas otras cervecerías fueron adquiridas o desaparecieron. Por lo que sabemos, la Cervecería Central desapareció en 1954, pasando a ser una fábrica más de la Cuauhtemoc.

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